martes, 28 de abril de 2020

Viaje por Alemania

TERCERA PARTE: COLONIA


Hola, queridos lectores. En primer lugar, y antes de empezar con la tercera parte de mi viaje, quiero agradecerles a los que se toman el tiempo de leer mis entradas completas; las escribo con amor y con el fin de contarles un poco cómo ha sido mi experiencia en Europa (esta es mi entrada anterior). Hay quienes prefieren hacerlo por medio de selfies y videos, y los suben de inmediato a las redes sociales, pero hay otros que no son tan fotogénicos y que deciden tomarse el tiempo de pensar en lo que van a contar. Soy del segundo grupo.


Luego de ese primer día tan movido que tuve en Colonia, por fin llegué a donde me encontraría con quien me alquilaría su habitación. Llegué más o menos a las 5:00 p.m., pero él estaba trabajando y luego tenía una clase de yoga, así que me tocaba esperar unas tres horas. Afortunadamente había un McDonald's en la esquina del edificio, así que entré allí, me compré un par de Cajitas Felices (eran las más baratas y venían con todo... Hasta con unos libros para niños, que aún conservo). Me costaba muchísimo mantenerme despierto, pues creo que nunca había estado tan cansado. Además, tenía todo mi equipaje conmigo y no podía descuidarlo; fue una lucha constante contra mi cansancio.


A eso de las 8:00 p.m. llegó el chico. Lo había visto en una fiesta en mi anterior viaje a Alemania, pero jamás habíamos hablado en persona (para quienes se preguntan cómo llegué a alquilarle su habitación, les digo que fue una cadena de coincidencias que este es el momento que no me la creo; a veces el destino hace todo para que uno pueda llevar a cabo sus anhelos, ¿no creen?). Cuando lo vi por primera vez, noté inmediatamente que era una gran persona: muy tranquilo, amigable, querido por todos, despreocupado... Es indio y habla un inglés muy bueno, pero muy rápido y con el acento típico de los indios cuando hablan inglés; eso, sumado a mi cansancio extremo, hizo que me costara demasiado entenderle, pero conversamos un buen rato mientras me mostró el apartamento y cocinó un plato de lentejas. 

Dormí unas doce horas de corrido en la sala, pues ahí me quedaría por unos días mientras él desocupaba su habitación. Me levanté pasado el medio día, en parte por el cansancio, pero también porque aún me estaba acostumbrando al cambio de horario (en los Países Bajos me levantaba a las 11:00 a.m.). Me costó acostumbrarme.


No tenía un plan específico, pero sabía que ese segundo día debía ir a la Catedral, un edificio espectacular, lleno de historia y arte. Ya la conocía, pero siempre sorprende por su tamaño y su imponencia. Sin embargo, hay algo que no me termina de gustar: la fachada siempre se ve un poco oscura, como sucia. No sé si sea un fenómeno natural o si sea contaminación, pero siempre la he visto así. 



Turismo en Alemania
Catedral de Colonia


En mi anterior visita, en 2018, no entré a la torre, porque ya estaba un poco tarde. Esta vez era temprano, así que pagué los 2 (con descuento, porque el precio es 5) y empecé a subir las escaleras. Son bastante estrechas y puede que alguna persona se maree por la forma en espiral, pero es impresionante ver la ciudad cada vez más lejos a medida que se avanza hacia la cima. Cuando llegué, tomé estas fotos:



Turismo en Alemania
Las escaleras de la Catedral

Turismo en Colonia
La vista desde la cima, con el Río Rin en el medio
Turismo en Colonia
Las campanas de la Catedral

Catedral de Colonia
El único momento sin viento en la cima de la Catedral

Por supuesto, también entré a la iglesia. Siempre sorprende la belleza y el arte invaluable que hay dentro: pinturas, esculturas, vitrales, arquitectura, instrumentos musicales... Todo hace que sea una experiencia inolvidable. 


Turismo en Alemania
Una obra de arte increíble


Turismo en Alemania
Uno de tantos vitrales en la Catedral


Al salir de allí, fui al puente Hohenzollern, un punto turístico imperdible en Colonia, pues allí muchas parejas instalan un candando en la estructura del puente como símbolo de amor. Además de ver el colorido de los cientos de miles de candados, se puede ver la cantidad de trenes que entran y salen de la Estación Central. El puente cruza un río que ha sido primordial durante la historia, no solo alemana, sino europea, pues es la vía fluvial más utilizada en el continente: el Río Rin. Es increíble ver tanta belleza en un solo sitio.



Turismo en Alemania
Todo el puente está lleno de candados y ahora los están poniendo
en los sitios cercanos, como se ve en la foto
Puente Hohenzollern
El gran Río Rin

Hasta aquí esta tercera parte de mi viaje por Europa. Aún quedan historias por contar de mi tiempo en Alemania, mi travesía por tierra hasta España, mis días en Portugal y mi cuarentena de vuelta en España. Espero que estén disfrutando este viaje como yo lo he disfrutado y que estén llenos de salud en estos tiempos difíciles.


Que sean felices y hasta la siguiente.


Mauricio Téllez G.

viernes, 17 de abril de 2020

Segunda parte de mi aventura

Hola, queridos lectores.

Antes de empezar con el relato de la segunda parte de mi aventura por Europa, me gustaría decirles lo siguiente: en la entrada anterior (que pueden ver aquí) quise hacer un pequeño experimento, que consistía en subir unas fotos a mi perfil de Instagram y a mis historias de Facebook y de WhatsApp, acompañadas del enlace de la entrada; así, sin descripción ni hashtag. Quería comprobar dos cosas:

1) Mucha gente no se interesa por abrir enlaces que aparecen en las historias (yo sé, tampoco lo hago).

2) Hay quienes juzgan sin tomarse el tiempo de pensar ni de analizar el contenido. Digo esto, porque la entrada no ha tenido muchas visitas (aunque estoy casi seguro de que es problema de indio, no de flechas) y porque no faltó quien me llamara de irresponsable por estar «paseando en medio de la pandemia».

En verdad, no sé si sorprenderme, porque me parece que ese es el estándar actual: no revisar el contenido ni ser crítico con lo que hay en internet, juzgar y hacerse ideas erróneas basándose únicamente en unas imágenes... En fin, en la entrada de hoy tampoco añadí hashtags, así que vamos a ver qué sucede.

Ahora sí, continuemos con la segunda parte de mi viaje.

Luego de estar unos días en los Países Bajos, había llegado el momento de partir hacia Alemania, más concretamente hacia Colonia. Lo hice en bus, a un precio tan barato que me generó un poco de sospechas: 5. Para los curiosos, la distancia entre Útrecht y Colonia es de cerca de 200 km; no es mucho, pero son dos países diferentes y a solo 5 (en otra entrada les cuento otro viaje increíble a solo 1).

El viaje fue a media noche y, luego de cuatro horas de trayecto, llegué en la madrugada a la estación de buses de Colonia, que es en el aeropuerto. Llovía, hacía frío, yo estaba cansado, porque llevaba todo mi equipaje y no había dormido mucho en el bus... Sin embargo, ese día tenía una clase de alemán a las 9:30 a.m. en una escuela de idiomas. No tenía dónde descansar y esperar para salir a cumplir mi cita, así que decidí dormir en una de esas sillas superincómodas del aeropuerto hasta que fueran al menos las siete de la mañana. Cuando llegó esa hora, me levanté para ver cómo llegaba a la escuela (no conocía Colonia y nunca había tomado el metro solo).

Cuando por fin me ubiqué y luego de preguntarle a un trabajador del metro por mi destino (era la primera vez que usaba mi alemán en un contexto real), supe hacia dónde tenía que ir. Llevaba una maleta pesada en la espalda y otra un poco menos pesada en el pecho y no había dormido. Aún llovía. Afortunadamente llegué a la estación Chlodwigplazt un poco antes de lo que pensaba, así que pude resguardarme un poco de la lluvia.

Esta fue la primera foto que tomé en Colonia,
en Chlodwigplatz.

Luego de una corta caminata, llegué a la escuela: mojado, cansado y con el pie derecho muy lastimado por causa de unos zapatos que, si bien me cubrieron de la lluvia, me fueron bastante incómodos por algún tiempo.

Como imaginarán, mi primera impresión de Colonia no fue muy agradable por las condiciones en las que llegué, pero disfruté mi primer día allí. Después de la clase, a las 2:30 p.m., salió el sol, caminé y tomé estas fotos:

















Bueno, estimados lectores, hasta aquí la segunda parte de este viaje que aún no termina: sigo atrapado en Madrid, pero bien y con la mejor compañía. Pendientes, porque en la tercera parte de este viaje les contaré algunas cosas interesantes que hice en Colonia.

Les deseo mucha salud y una feliz cuarentena.

Mauricio Téllez G.