lunes, 5 de junio de 2017

¿Igualdad de género? ¿En serio?

Hola, estimados lectores.

Hace mucho tiempo que no escribía en este espacio, pero se me dio la oportunidad de expresar mi punto de vista en torno a un tema que lleva generando toda serie de polémicas desde hace mucho tiempo: la igualdad de género. Este es un texto que realicé para un debate basado en los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la ONU. Espero que lo disfruten.

Uno de los temas que más fuerza ha tomado en los noticieros y en las conversaciones cotidianas últimamente es el de la igualdad de género. No obstante, este tema viene siendo estudiado y se le ha prestado mucha atención desde hace ya algunas décadas y, por qué no, siglos. Tanto es así que la ONU, dentro de los 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible planteados en el 2015, hace referencia al tema en su punto número cinco: “Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas” (Organización de las Naciones Unidas, 2015). Sin embargo, hablar de igualdad de género es muy perjudicial para las sociedades sostenibles.

Para empezar, es necesario establecer una definición de la palabra igualdad. El Diccionario de la Lengua Española, en su versión electrónica del año 2015, la define como el “Principio que reconoce la equiparación de todos los ciudadanos en derechos y obligaciones”. Ahora bien, si se tiene en cuenta que equiparar es considerar igual o equivalente una persona o cosa a otra, se estaría dando a entender que lo que busca este objetivo de la ONU es eliminar cualquier diferencia existente entre los hombres y las mujeres. Esto es, a mi modo de ver, contradictorio, pues va en contra de la fisiología, la composición biológica y la naturaleza misma del reino animal. Es evidente que cada miembro de un grupo es diferente y tanto hembras como machos tienen diferentes roles que permiten que la manada o sociedad, funcionen. En la mayoría de ocasiones, los machos son los encargados de salir a cazar y de proteger al grupo. Mientras tanto, las hembras se encargan del cuidado de las crías y de proveer un futuro promisorio para las mismas. Hasta donde tengo conocimiento, en ningún momento se han presentado problemas al interior de una manada porque la hembra quiera ir a cazar o no quiera hacerse cargo de la cría. No obstante, hay que aclarar que hay algunas especies en las cuales son las hembras las que hacen el trabajo de caza de manera formidable. Un ejemplo de esto son los leones: mientras las hembras cazan, los machos descansan, duermen y tienen sexo; esa es su vida. ¿Se habrá quejado alguna vez una leona sobre esta situación? No lo creo, primero, porque no pueden comunicarse con palabras, y segundo, porque ese es el orden natural y su instinto dice que así es. Con esto no quiero decir que las mujeres de nuestra sociedad no puedan trabajar o que lo hagan intensamente mientras los hombres se dedican a dormir y ver partidos de fútbol. No. Quiero decir que cada uno tiene unos roles específicos de los cuales no hay que desviarse.

Por otra parte, considero que hay algunas mujeres que se sienten inferiores a los hombres (hecho que está completamente errado y que no comparto en lo absoluto) y pelean por asuntos ínfimos como el uso de artículos y sustantivos en su género masculino para denotar generalidad. ¿En serio?¿Hasta qué punto de irracionalidad ha llegado el tema de la igualdad de género para que se cuestione el uso de, por ejemplo los estudiantes para referirse a un grupo mixto de personas que toman determinada clase? Simplemente así es el idioma, así fue creado desde hace muchos años y no creo que se vaya a cambiar por el hecho de que haya unas cuantas mujeres (pocas en realidad) que se sientan discriminadas por esa razón.

En este mismo sentido, algunas mujeres pretenden que se tomen medidas para que haya igualdad en las oportunidades laborales. Desde mi punto de vista, hay opciones diferentes para todos. Muchas se quejan que no les dan trabajos por el hecho de ser mujeres: no me imagino una obra en la cual
solo haya mujeres cargando bultos de cemento y carretillas llenas de tierra y desperdicios de
construcción, no porque no lo puedan hacer, sino porque es un trabajo rudo, que requiere fuerza bruta y, vuelvo al segundo párrafo, los hombres son los que biológicamente están capacitados para esto. Ahora bien, quisiera saber qué pensarían las mujeres feministas si esto llegara a suceder. Seguramente armarían protestas y se harían famosas en las noticias del medio día de Caracol Televisión porque están llevando a cabo labores que las hacen enfermar y son labores extremadamente pesadas para ellas, o porque no hay hombres que se hagan cargo de este tipo de
labores, entre muchas otras. Simplemente creo que las feministas son oportunistas: cuando les conviene, despotrican de los hombres, pero cuando no, se preguntan dónde quedó la caballerosidad.

Por otra parte, no me parece que exista una brecha tan marcada en cuanto a los salarios y las oportunidades laborales entre hombres y mujeres, dependiendo de qué carrera se mire. Por ejemplo,
de acuerdo con la página Finanzas Personales, el promedio de salario para egresados de Lenguas
Modernas es mayor para las mujeres, $2’054.133, que para los hombres $1’751.122. Son aproximadamente $300.000 de diferencia y, hasta donde sé, ningún hombre está haciendo campañas para igualar dichos salarios. Esto únicamente pone en evidencia que es un poco más complicado para los hombres desempeñarse en este campo, pero no refleja que sea imposible o que los estén discriminando. Sucede lo contrario con otras carreras en las cuales son los hombres los que reciben
mayor remuneración en promedio y, cómo no, ahí sí existen personas que luchan por la igualdad, en vez de luchar y esforzarse por salir adelante por sus propios medios.

Por último, quiero proponer un nuevo término con el cual estoy completamente de acuerdo: el de equidad. Según la Licenciada Olga Arrupe (s.f.), el término, a diferencia de la igualdad, tiene en cuenta las semejanzas y las alteridades, es decir, incluye igualdades y diferencias. En otras palabras, la equidad hace referencia a la justicia que debe haber entre los géneros: no por el hecho de ser hombre se merece más o menos; no por ser mujer se merece más o menos. Eso es equidad. Eso es lo que, en mi opinión, hace falta en la sociedad.

Como conclusión, debo dejar claro que no soy un machista que ve a la mujer como era vista en la
antigüedad. ¡Jamás! Simplemente soy consciente de las diferencias que separan a cada género y no
me siento más o menos que las mujeres. Creo que el problema radica en el sentimiento de inferioridad que acongoja a algunas mujeres. Pero no solo eso, se agrava el problema cuando hay gente que les sigue el juego y se inventan soluciones banales que no aportan a la sostenibilidad. Del mismo modo, considero firmemente que el quinto objetivo para el desarrollo sostenible debe
ser renombrado. No podemos seguir exigiendo una igualdad de género por las razones expuestas; lo que sí debemos hacer es exigir una equidad desde la cual se tomen en cuenta las diferencias entre los dos géneros que, gracias a la naturaleza, son bastantes.

REFERENCIAS

Arrupe, O. E. (s.f.). Igualdad, diferencia y equidad de género en el ámbito de la educación. Argentina.

Organización de las Naciones Unidas. (2015). Objetivos de Desarrollo Sostenible. Recuperado el 17 de 5 de 2017, de http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollosostenible/

Real Academia Española. (2015). Diccionario de la Lengua Española. Recuperado el 17 de 5 de 2017, de http://dle.rae.es/?w=diccionario